¿Te cuesta bajar de peso porque vives con ansiedad? No estás sola. La ansiedad no solo afecta tu mente: también puede desequilibrar tus hábitos, tu apetito y tus hormonas. Y lo peor: muchas dietas tradicionales ignoran completamente esto.
En Julia creemos que primero va tu salud mental, y después tu peso. Por eso, diseñamos esta guía para ayudarte a bajar de peso sin ansiedad… o mejor dicho, cuidando tu ansiedad en el proceso.
Si tienes diabetes, quizá hayas escuchado que esta condición puede afectar más que tu glucosa: también puede impactar tu salud dental. Sí, incluso tus dientes pueden aflojarse si no se cuida la boca adecuadamente. Aquí te explicamos por qué y qué puedes hacer para proteger tu sonrisa.
Beber agua es fundamental, pero tomarla en exceso puede diluir minerales esenciales como sodio y potasio, afectando tu energía y salud. Alternar agua natural con agua mineral y consumir alimentos ricos en minerales puede ayudarte a mantener el equilibrio perfecto de hidratación y electrolitos. ¡La clave está en el balance, no solo en la cantidad!
¿Te encantan las papas y el arroz pero te preocupa la glucosa? Tranquilo, no tienes que renunciar a ellos. Enfriarlos y recalentarlos transforma su almidón, haciéndolos más amigables con tu azúcar. Acompáñalos con proteína, grasas saludables, un chorrito de vinagre o cambia el orden en el que los comes para reducir los picos de glucosa. Comer inteligente también es disfrutar sin culpa.
Esta hormona no solo controla la glucosa, también promueve el almacenamiento de grasa si se produce en exceso o se inyecta en grandes dosis.
Reducir azúcares, hacer ejercicio, dormir bien y cuidar tus niveles de vitamina D mejora tu sensibilidad a la insulina y ayuda a controlar tu peso.
Conocer cómo actúa la insulina puede cambiar tu salud para siempre.
El “mal del puerco”, esa somnolencia que aparece después de comer, está ligado a picos de glucosa en sangre. Para evitarlo, se recomienda: combinar carbohidratos con proteínas y grasas saludables, caminar tras comer, elegir carbohidratos complejos, controlar porciones, beber agua y evitar postres azucarados. Con estos hábitos simples, puedes mantener tu energía estable durante el día y decirle adiós al bajón post comida.
El índice glucémico (IG) clasifica los alimentos según su impacto en tu azúcar en sangre. Elegir opciones con IG bajo —como avena o lentejas— te ayuda a mantener energía estable, controlar el apetito y reducir riesgos de diabetes. Cocinar al dente y combinar con proteínas y grasas saludables puede mejorar aún más sus beneficios.
✨ Julia te enseña a comer rico, sin picos de glucosa y con más equilibrio.
No se trata solo de qué comes, sino de cuándo lo comes dentro de tu plato. Diversos estudios han demostrado que iniciar tus comidas con vegetales y proteínas, y dejar los carbohidratos al final, puede ayudar a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
Este hábito, conocido como "orden nutricional", beneficia no solo a personas con diabetes, sino a cualquiera que busque mejorar su energía, controlar el apetito y prevenir picos de azúcar después de comer.
Pequeños cambios, grandes efectos.