Ozempic vs. Mounjaro

Últimamente seguro has escuchado hablar de Ozempic y Mounjaro. Están en todos lados: redes sociales, revistas, influencers... Pero, ¿qué tienen de especial y por qué tanta gente está hablando de ellos?
¿Qué son?
Ambos fueron creados para tratar la diabetes tipo 2, pero uno de sus efectos secundarios se volvió muy deseado: la pérdida de peso.
- Ozempic (semaglutida) ayuda a regular el azúcar y reduce el apetito.
- Mounjaro (tirzepatida) va más allá, y los estudios apuntan a que podría ser más efectivo para bajar de peso.
¿Cómo funcionan?
Actúan directamente sobre el apetito. Te hacen sentir lleno más rápido y por más tiempo, lo que lleva naturalmente a comer menos.
Mounjaro, según la evidencia más reciente, muestra resultados más rápidos que Ozempic en cuanto a kilos perdidos.
¿Todo suena perfecto?
No del todo. Como cualquier medicamento, tienen efectos secundarios:
- Náuseas
- Diarrea
- Y el famoso fenómeno de la "cara Ozempic" (pérdida de grasa facial que puede hacer que el rostro luzca envejecido).
Por eso es clave que se usen bajo supervisión médica, y siempre acompañados de hábitos saludables: ejercicio, buena alimentación y seguimiento.
Más que estética
Lo interesante es que sus beneficios van más allá del espejo:
- Podrían reducir el riesgo de enfermedades del corazón
- Incluso tienen potencial para disminuir riesgos de ciertos cánceres relacionados con la obesidad
¿Moda o medicina real?
Sí, muchas celebridades los han usado, y eso ha alimentado el boom. Pero no son pastillas mágicas. Son herramientas que, usadas bien, pueden marcar la diferencia.
Eso sí: consulta con tu médico antes de pensar en usarlos.
