Acompaña a un familiar con sobrepeso

🤍 1. No hables del cuerpo, habla de bienestar
Decir “ya bajaste” o “te veo más delgado” puede parecer un cumplido, pero refuerza la idea de que el valor de una persona depende de su tamaño.
En cambio, puedes decir cosas como:
- “Te ves con más energía.”
- “Me encanta verte tan animado últimamente.”
- “Qué gusto que te estés cuidando.”
El foco debe estar en cómo se siente, no en cómo se ve.
🧠 2. Escucha sin corregir
Si te cuenta que está cansado, frustrado o que ha intentado de todo, no respondas con un “solo deja de comer pan” o “tienes que hacer más ejercicio”.
Eso solo genera culpa.
En lugar de consejos rápidos, escucha de verdad.
A veces, lo que más ayuda no es una solución, sino un espacio seguro para hablar sin miedo a ser juzgado.
👣 3. Acompaña desde la acción
No le digas qué hacer. Hazlo con él.
Invítalo a caminar juntos, a probar una nueva receta, a ir por un jugo en lugar de una soda.
Haz que cuidarse sea algo compartido, no solitario.
Y sobre todo, evita los comentarios tipo:
- “Yo en tu lugar…”
- “Si quisieras, podrías.”
- “Tienes que tener más fuerza de voluntad.”
Porque la obesidad no es falta de voluntad; es una condición multifactorial con componentes genéticos, metabólicos, emocionales y sociales.
💬 4. Cuida tu lenguaje
Las palabras importan. Mucho.
Evita bromas o apodos relacionados con el peso, incluso si crees que “no lo toma a mal”.
Cada comentario deja una marca, y lo que para ti puede ser una broma, para el otro puede ser un recordatorio doloroso.
Habla desde el respeto, no desde la preocupación disfrazada de crítica.
🌿 5. Sé paciente
Cambiar hábitos lleva tiempo, y cada persona tiene su ritmo.
Presionar, comparar o insistir solo genera más resistencia.
La mejor manera de apoyar es celebrar los pequeños avances, incluso cuando parecen mínimos.
Recuerda: no estás ahí para “salvar” a nadie, sino para acompañar con amor, empatía y sin juicio.